Hoy explicaremos una de las principales
fuerzas evolutivas, la selección natural, que Darwin definió con
los siguientes postulados:
- En cada generación se producen más individuos de los que pueden sobrevivir.
- Quién sobrevive y quién no no es sólo una cuestión de azar, sino que depende de las características de cada individuo.
- Si estas características son hereditarias, se transmitirán a los descendientes.
- El resultado es un cambio en la composición de la población, es decir, se produce evolución.
Dicho de otra forma: el número de
individuos en las poblaciones tiende a aumentar en proporciones
geométricas, pero, en cambio, acaba por mantenerse constante debido
a que el medio tiene unos recursos limitados. Así, tan sólo una
fracción de la descendencia sobrevivirá y tendrá éxito en la
reproducción. Los descendientes que no pueden sobrevivir y
reproducirse se diferencian de los que sí lo hacen porque los
individuos de una población no son idénticos debido a la variación
hereditaria. La competencia por sobrevivir y reproducirse determina
que variantes de la población perpetuarán la especie. Por tanto, la
selección natural conduce a la acumulación de caracteres heredables
favorables mediante la eliminación de los individuos que tengan
caracteres heredables desfavorables.
De todo esto concluimos que podemos
definir la selección natural como una diferencia, en promedio, entre
la supervivencia o fecundidad de los individuos con cierto fenotipo
en comparación con individuos de otros fenotipos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario